La inesperada y trágica muerte de Luisito “el querido
profesor de historia”, dio lugar a diversas manifestaciones de cariño por parte
de sus amigos y conocidos y también de los que mucha simpatía no le tenían y
como siempre ocurre en estos casos no pudo estar ausente la hipocresía.
Gente que lloraba
de tristeza, otros que lo hacían por el efecto cascada y lógicamente aquellos
que, comentarios mediante, no pudieron disimular su risa socarrona por
tal desgracia. De hecho los hubo y se sabe quiénes fueron, pero como en una
comunidad amplia no todos deben sentir lo mismo ni tampoco manifestarse de la
misma manera, por lo tanto se entiende y aunque duela, debemos aceptarlo.
En definitiva los
amigos sabíamos de cada uno de los obstáculos que debió sortear Luis desde su
llegada, el camino nunca fue fácil, como tampoco lo es para las personas que
llegan de distintos lugares del país a nuestra querida Patagonia, tan inmensa,
misteriosa e inhóspita.
La Llegada
“Hoy no es mi día de trabajo, venga mañana” fue la primer
frase que escuchó cuando llegó y se fue a refugiar a un cuarto alquilado en “la
Herradura”. A todos los profesores se los espera, a él nadie lo esperó…
Vivir en una habitación de la parroquia.
Lugar en la casa para docentes nunca tuvo ya que de una
manera u otra, siempre había una excusa para no alojarlo; el destino quiso que
se encontrara con el padre de la Iglesia local y le ofreció la habitación en donde vivió y cuidó de la misma.
Agradecimiento para todos menos para él
Nunca olvidaremos cuando en un acto se agradeció a todos
los docentes y personal operativo por el trabajo realizado y desgraciadamente
se olvidaron de él cuándo en realidad Luisito trabajó para ese acto con el
mismo ímpetu que el resto, ¿olvido involuntario?... nunca lo sabremos; también en otro acto se lo
recibió con un: “Y vos qué hacés acá?
Olvido en el día del
profesor
Si bien el día del maestro y del profesor tienen fechas
diferentes, a veces se suele festejar el mismo día, Luisito no pudo estar con
sus colegas porque nadie lo invitó a la misma y vino a cenar con los docentes
de la Escuela 15. Sus “colegas” como él denominaba a los más cercanos, que sí lo
invitaron: “no te preocupes Luisito le dijimos, vení a festejar con nosotros” no
obstante tener que escuchar un comentario desagradable como: “éste que hace acá”.
Unos de los momentos tristísimos para él fue cuando una
Sra. se encargó de defenestrarlo
mediante nota para tratar de lograr una sanción y así sacárselo de encima.
Afortunadamente no logró el objetivo deseado. Igual hubo madres que apoyaron
esa iniciativa con su firma. Lo sabrán hoy sus hijos?
Denuncia por amenazas
Que atrevimiento el suyo cuando después de varios meses
de no cobrar, se presentó a solicitar su cheque ya que no tenia caja de ahorro,
y que logró? Que lo denunciaran por reclamar con énfasis lo que le
correspondía, Luisito no mataba una mosca, pero era la manera más sencilla de
presionarlo y sacárselo de encima. Fue tal la amargura que se agarró que tuvo
que solicitar licencia porqué se le subió muchísimo la presión; no conforme con
eso cuando regreso lo recibieron con “Todos pensamos que no regresabas mas”,
cuando en realidad todos querían no vuelva.
Trabajar dignifica
Cuando prácticamente ya “no conseguía” horas y las que
tenia no le alcanzaban para vivir, pensó en conseguir trabajo de pintor y hasta
para pegar adoquines en la localidad porque el siempre decía que no le
importaba hacerlo mientras el dinero sea bien habido.
Y así un montón de hechos negativos que fueron tallando
sobre su persona y que muchas veces se desahogaba contándoselo a sus amigos,
que no haya reaccionado ante cada obstáculo habla de la calidad de persona que
era y de la hombría de bien que tenia.
Muchos hechos más han ocurrido pero no viene al caso ya
que los amigos que lo conocimos sabemos quiénes se han portado mal con él,
allá ellos con su conciencia y ojalá esa actitud negativa no ocurra con otras
personas, porque en definitiva como dice el dicho por todos conocido “todo
vuelve”.
Era tan humilde que nunca sacó “chapa” de profesor, los
“simples maestros” eran su contención, su apoyo, con ellos podía compartir el
dolor que sentía ante cada ataque porque siempre había una puerta abierta y un oído para escucharlo. Para algunos eran
mala influencia cuando con sus 31 años nadie podía influenciarlo porque tenía
muy claros sus objetivos.
Sus amigos más cercanos querían que se defienda, que
denuncie, que vaya el Ministerio, como cualquiera lo hubiera hecho,,, siempre
decía: “no… dejalos”. Eso habla de su nobleza.
La comunidad entera sabe quiénes son los que le hicieron
daño pero no haremos mención de nombres
porque “al que le quepa el sayo que se lo ponga”.
Amigos de Luis…que son muchos, para algunos se murió para
nosotros vive en nuestros corazones, nosotros derramamos lagrimas verdaderas
otras son lágrimas de cocodrilo.